domingo, 17 de abril de 2011

"FREDERICK"



Hace algún tiempo, en un prado donde pacían las vacas y trotaban los caballos había un viejo muro hecho de piedras, y se encontraba muy cerca de un pajar y un granero. En aquel muro tenía su hogar una parlanchina familia de ratones. Los granjeros se habían marchado y el pajar estaba abandonado así que el granero estaba vacío. Y, como el invierno, no andaba muy lejos, los ratoncillos se pusieron a recoger, el maíz, las nueces, el trigo y al paja.

Todos trabajaban día y noche. Todos menos Frederick

"Frederick", ¿por qué no trabajas?, le preguntaron.

"Yo trabajo", dijo Frederick."Recojo los rayos de sol para los fríos y oscuros días de invierno.

Y cuando vieron a Frederick, mirando el prado y sentado, le dijeron:

"¿Y ahora Frederick?"

"Recojo colores", dijo Frederick, "Para el invierno gris"

Y una vez que Frederick, parecía dormido. "¿Estas soñando Frederick?" le preguntaron con un cierto reproche.

Pero Frederick dijo: " Oh, no. Estoy reuniendo las palabras porque los días de invierno son muchos y largos y se agotarán las cosas de que hablar."

Los días de invierno llegaron, y, cuando cayó la primera nieve, los cinco ratoncitos se instalaron en su escondite entre las piedras.

Al principio había raciones para comer todos, y los ratoncitos contaban historias de zorros y gatos mentecatos. Era una familia feliz.
Pero poco a poco, habían roído la mayoría de las nueces y bayas, la paja se fue, y el maíz solo era un recuerdo. En el muro hacia frió y nadie sentía ganas de charlar.
Entonces se acordaron de lo que Frederick había dicho sobre los rayos de sol, los colores y las palabras.

"¿Qué hay de las provisiones Frederick?

"Cerrad los ojos", dijo Frederick, mientras se subía en una gran piedra.

"Ahora os envío los rayos de sol. Sentid su dorado resplandor.”

Y a medida que Frederick hablaba del sol, los cuatro ratoncitos volvían a sentir su tibieza. ¿Era la voz de Frederick? ¿Era magia?

"¿Y qué hay de los colores, Frederick?" preguntaron ansiosamente. "Cerrad los ojos otra vez" dijo Frederick. Y cuando les habló del azul flor pervinca, de la amapola roja entre los trigos amarillos, de las verdes zarzamoras florecidas, ellos veían los colores con tanta claridad como si estuvieran plantadas en sus mentes.

"¿Y las palabras Frederick?"
Frederick aclaró su garganta, esperó un momento, y entonces, como desde un escenario, dijo:

¿Quién esparce los copos de nieve?

¿Quién derrite el hielo?

¿Quién estropea el tiempo?

¿Quién lo hace bonito?

¿Quién hace brotar en Junio la cuarta hoja de trébol?

¿Quién nubla la luz del día?

¿Quién enciende la luna?

Cuatro ratoncitos de campo, que viven en el cielo. Cuatro ratoncitos de campo, como vosotros...y yo.

Uno es Ratónprimavera, que danza en el aguacero.
Viene entonces el Verano, y pinta en las flores.
Otoñoratón le sigue, con trigo y castañas.
Y el último es Invierno con fríos piececitos.

¡Tenemos suerte de que las estaciones sean cuatro!

¡Pensad en un año con una de menos...o una de más!

Cuando Frederick terminó, todos le aplaudieron.

"Pero, Frederick, le dijeron."¡Tú eres un poeta!"

Frederick se ruborizó, hizo una reverencia y dijo tímidamente: "Ya lo sé."

Leo Lionni (Amsterdam, Holanda, 1910-Tuscany, Italia, 1999)


En este cuento Lioni nos presenta el tema de la individualidad, el descubrimiento y la aceptación de la propia identidad: Frederick es poeta y demuestra que, a su manera particular, también hace una aportación al colectivo. De esta manera nos presenta al artista no como un ser automarginado o rechazado, sino como una persona necesaria para los demás. Frente a la importancia del trabajo, Frederick les recuerda a los lectores la necesidad de alimentarse de otras cosas que paja y nueces.



Frederick puede parecer egoísta, pero el egoísmo del protagonista es, simplemente, una fidelidad consigo mismo. Sus compañeros de madriguera, lejos de recriminarle, le dejan meditar, respetan su introspección y sienten verdadera curiosidad por su mundo que, finalmente, agradecen.


Lionni parece transmitirle a los niños con su cuento la importancia de la libertad individual: los lectores se sienten amparados, pues saben que los ratones respetarán la individualidad de Frederick, lo que satisface hasta al lector más inseguro. Es como si le dijese que hay que ser lo que uno desea y hay que serlo sin temor, puesto que los demás lo podrán entender.

ACTIVIDADES
 Después de leer el cuento sobre Frederick haz un resumen de él.

 Explica que es lo que más te ha gustado